lunes, 25 de mayo de 2009

Paris, 1953
Henri Cartier-Bresson.



Otoño

El otoño.
La calle, los árboles, los timbres.
Un día normal,
los primeros fríos
bajo el cielo derramado
de té, moran y bailan con las hojas.
Sobre la calle grita
una voz, un nombre;
sobre un árbol
cuelga la bocina mugida de un Falcon,
sobre el timbre del 4ºB
espera una noticia
a una madre con su hija
hasta ponerse amarillo
otoño y luego caer…
y un nombre
y un choque
y dos llantos
caen, rendidos.
En mi poesía,
mi mano derecha perdió el color.
En mi cejas un pareja va…
uno hacia allá,
uno hacia allá
entristecidos caen en espiral
hasta caer caen entristecidos,
hasta recordar
lo que no es: la primavera,
la sonrisa de una madre con su hija,
un falcon,
un nombre.
Solo queda la calle, los árboles, los timbres,
un día normal
bajo el cielo derramado de té,
el otoño.

lunes, 11 de mayo de 2009

Paris, Francia 1959
Henri Cartier-Bresson





Lo Perdido


Flota…
bello un rostro.
Bello rostro que mis mil ojos
besaron cada vez,
en cada segundo.
Figurabanse puertas para escapar,
algo que existe por la mitad,
dos hombres
con la misma camisa,
zapatos, lentes, promesas,
soledades esperándoles;
apuntándose.
Y ese rostro.
Mira… su alrededor impune,
real, bello y temible.
Me mira
mas humano y vulnerable hacerme
y sonríe tímida, real y bella.
Pero algo esta
presente, esta
sucediendo, estás confusa
mirándome, estás ahogándote
y sucede solo siento, en mi sucede.
Me hundo contigo
y siento
como plomo como ruido sordo
sucede llevándonos al fondo
y pestañeas, pestañeas, pestañeas
te pones seria sin entender
por que mis pestañas son de sal
por que mis pupilas son temporales secos.
No hay perfume, no hay ayer ni pasado mañana,
no hay despedida, no hay bienvenida,
no hay remedio, no hay veneno.
La corriente nos lleva,te lleva.
Tus ojos se cierran
cierran de un golpe,
tartamudean gotas
gotas de algodón.
Rondan voces
respondiéndote, preguntándote.
Se extingue la luz.
Humean mis bolsillos de subjuntivos.
Afuera hay ventanas,
fotografías para recitar,
versos que revelar.
Me cubro del frío del sol
heridas abiertas con mis lentes,
me nombro: Facundo Arata.
Me detengo a ver detrás
a ver las aguas de mí
que no se detienen.
Llevan otro rostro bello flotando,
no se detienen,
lleva otros rostros idos
y otros hombres.
Todos van,
fluyen por las aguas
de lo perdido.

sábado, 9 de mayo de 2009

Rudnik, Yogoslavia 1965
Henri Cartier-Bresson

Soliloquio de un Segundo


Muere...
entre el sujeto y el predicado un Segundo más
al comprender que su hora
terminó.
Otro, cualquiera, disfruta;
mientras dice
respira, reflexiona y muere...
un segundo después.
El día
es el retratro fiel
de otro
de mi mismo.
Y el lunes
ya no pretende ser martes.
No puedo ver
más allá de mi, hoy
de ti, mañana
más acá
todo esto.

Mientras las nubes
van, lloran
los sauces.
Todo sigue
y se consume,
como segundos
y gestos
en la hogera del calendario

Un último gallo
canta...
Una única voz
calla...
por última vez.
Y muere.

Adelantándose,
un gemido mudo,
de alguien que no distingo
una lágrima
de menos,
perdida en su rostro ser
acciona la última palabra;
pone punto
final.

Muero...
(un segundo
después del ella)