viernes, 25 de diciembre de 2009


Mausoleo de Lenin, Moscú 1972
Henri Cartier-Bresson.




Alfiler de gancho




Tiempo
por el tiempo. Todo
por la mitad
del todo. La parte
por la parte.
Es verano, es invierno,
la causa y el efecto;
sal, unos minutos sin etiquetar.
No interesa nada, el cuarto no,
el calefón no, el clavo en la pared no,
las canciones de cera de Bob Dylan no,
el crucifijo no, tu alma velada no,
nada y la oscuridad de nuestros ojos:
meras conjeturas.
Solo importa ese alfiler de gancho
que se congela
por lo alto, se mueve
sobre la luz; que pende
sobre nuestros cuerpos;
que caerá: la causa y el efecto.

Ezra Pound  1970
Henri Cartier-Bresson




Agonice solo
por alunar y no desayunar.
Y vivo por las tardes
por cualquier urgencia
en cualquier 202
que me dé, que me cante
que me haga sentir lo que soy
para llorar con las manos.
No me detengo, no pares
Las palabras calladas en las venas
Como el sol que corroe
me las cortó con “o” filosa
de abismo, de yo.

No me pidas clemencia
nunca ni siempre
ni a la hora de arreglar el calefón
ni a la hora de parar la mano
mientras cortas la cebolla.
Te recuerdo que los platos no dudan,
Si necesitan quebrarse
para estallar el suelo no sufren.
Como cualquier día,
hoy es martes como cualquier jueves.
Como cualquier escena sobre actuada,
hoy es jueves como cualquier entierro.
Como cualquier poesía mala,
hoy es yo como vos propones,
Como cualquier agonía por alunar,
hoy somos los dos para agonizar.

jueves, 24 de diciembre de 2009


Londres, 1955
Henri Cartier-Bresson






Feliz Navidad!


No quiero estar en casa,
no quiero ir a tu casa,
no quiero andar por ahí,
no quiero llamar,
no quiero gritar,
no quiero gemir,
no quiero llorar.
No quiero correr,
no quiero caminar,
no quiero arrastrarme,
no quiero subir al coche,
parar a comprar flores,
parar a comprar caramelos,
para a comprar alcohol,
para a comprar drogas.
No quiero venas cortadas,
no quiero pólvora
no quiero trenes,
no quiero barcos.
No quiero mirar a la gente
a la cara, a la espalda, a las manos, a los pies,
al corazón.
No quiero ser un fantasma,
no quiero ser poeta, ser astronauta, ser marxista
no quiero el olvido, no quiero la posteridad.
No quiero un yo dentro de la nada,
no quiero estar en la ciudad, en el mar ni en las sierras,
no quiero estar solo,
no quiero verte,
no quiero nacer, crecer, agonizar, morir,
no quiero sobrevivir,
no quiero vivir,
no quiero contigo o sin ti.
No quiero aire, no quiero fuego,
no quiero agua, no quiero luz,
no quiero ver llover,
no quiero ver el sol,
no quiero la noche.
No quiero nada, no quiero todo,
no quiero tan solo una parte,
no quiero brindar,
no quiero regalos,
no quiero regalar,
no quiero…
ni el vacío llenar,
de este día,
de la Navidad feliz!.


 Sevilla, 1933
 Henri Cartier-Bresson






Un vals rajado.
Un pantalón. Un par de zapatillas,
Un mueble. Una llave y la totalidad.
Un tigre en el congelador.
Una margarita roja en un blíster.
Un Duna en un choque.
Un vuelco de un ingeniero.
Una fachada a favor de la ley de gravedad.
Un día siendo otro día siendo otro día.
Para siempre. Al mismo tiempo
suele
(entre queja ronca y ronca queja)
suceder.

jueves, 19 de noviembre de 2009


Beiging, 1949
Henri Cartier-Bresson.





Danza


Danza en la ciudad,
sobre todos los techos de zincs,
por entre los nidos de cables y semáforos
la danza el cielo de la ventana.
Aun así, un milagro la tarde toda es.

Qué bien!, puedo pensar, podemos
y reír, reírnos pulcramente desnudos.
Hay silencio.
Te leo -como mordiéndote- en poesías
de Juan L., tu nombre repito.

Hay silencio.
Repites mi nombre,
me das –como abrazándome- un mate.

Seguramente, nadie comprenda –ni nosotros-
en la calle a las sombras
mugir en el techo.
Empedrado gris de luz el cuarto,
olor a humedad, a tierra mojada
es la danza, la danza del cielo.
Llueve.



jueves, 15 de octubre de 2009

Hyeres
Henri Cartier-Bresson



Dos Mujeres

En el cementerio
el autobús esperan.
por Silva y Proscopio
y Luna y Padin y Carr
y Barral y su hijo loco/de fuego,
se preguntan.
Mueve la cabeza
afirmativamente, resignadamente.
Una mujer pasa con flores
y una bicicleta tartamudea
mientras pregunto: A dónde estamos/vamos?.
Otra de ellas, mueve la cabeza
afirmativamente, resignadamente.
El autobús esperamos,
las manos sucias de barro

El autobús llega.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Coronación de Jorge IV Inglaterra, 1938
Henri Cartier-Bresson





No eres ciudad.
Las frutas están caras.
El cine es lo mismo.
Las Verónicas de verdad
desaparecen de taxi en taxi
sin preguntarse por la vida vacía.
Te pone triste, lo sé.

Te agota pensar en no pensar.
-¿Qué sola está, estás?- mira y calla el taxista,
te ve pintar
la ciudad en la ventanilla.
Te sentís sola, lo sé.

Ya, el tiempo se consumió
y tu Brevis lux talla el ambiente.
Un sol de sesenta watts desdramatiza.
Tus palabras y las mías dicen lo mismo,
no dicen nada.
Ultima sonrisa y hasta luego.

Para mí la calle, el cine,
Las ofertas de frutas,
tal vez otras Verónicas, tal vez
preguntándome:-¿te pondrás triste, estarás sola?-.
No lo se.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Madrid, 1933
Henri Cartier-Bresson




horas quietas;
mi pipa humeando, ojos café
mirada gélida.

Mi pipa y yo;
las olas horas, tabaco rojo,
sangre negra.

De repente, tempestad
la pipa en el suelo y tempestad.
Tú cuerpo.

Gritamos, trillando
el silencio.

Para la brevedad,
intensa magnitud.

De Lejos,
la tempestad.
Ya lejos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Henri Mattise 1944
Henri Cartier-Bresson




Cuatro piezas cortas a M.




I.
Rugir de eternidades
posaron tranquilas
a la calma postrada.
Sentí en mis cuencas
latidos, fueron pánico, tu pecho.
Ahora, en la noche calma,
croar lento del desvelo el corazón cruje,
ruge mi boca un desvelo sensible.
Otro eterno enero atardecido,
otro febrero indefenso.

II.
El oeste hacia la mar
arrastra en ti todas las naves.
Los brillos y los eucaliptos añejos,
chicharras, las del verano
las del amor
bajo el sol enmudecen, viéndote aquende
hacia la mar/La ciénaga,
huellas en el tiempo/ la memoria.

III.
Sucediendo… deshaciéndose
en polvo, sin freno, el sitio
Lugar de todo inundándose,
yo, tú, él, nosotros, vosotros, ellos
Inconclusos, en el espacio azul
rezando en presente el pasado.
Vos. En suerte, desahogando estás
para fabricar el sitio, otro,
nuevamente.

IV.
Nada y temporal
es/fueron
un día tras otro;
tu presencia tal vez no entienda nada
y el día no se detenga nunca tras
el dejo del tiempo perdido
tras mi pregunta
tras tu respuesta

Nada y temporal.

martes, 11 de agosto de 2009

Estambul, Turquía 1964
Henri Cartier-Bresson




En este lugar,
este pálido
grave lugar
como se ve, tendría que ser
un sustantivo.
Tal vez sujeto
o predicado. Luego un verbo
en este lugar. Seguido
o delante de todo adverbios,
complementos
para una circunstancia rutinaria
a las demás,
algo más para afrontar
el rodar cotidiano. Frases hechas o
trozos de la realidad
libre de vicios
para llenar el espacio completo
de blancos
de oscuridades.
Por qué no
decir como siempre: -bienvenidos, la ciudad
se repite
otra y otra vez,
yo no sé cuál es la real
mientras tonta la gente
habla otra y otra vez
con ellos otra y otra vez
yo no sé cuál soy el real, bienvenidos-

El invierno llego.

lunes, 3 de agosto de 2009

Barcelona, España 1933
Henri Cartier-Bresson




Amanecer


bajamar de percianas bajas hacia el cielo
se babean mientras se sienten
los basureros revolviendo la basura
y el espejo roto de una noche al oleo.

Los panaderos en ambulancias fluyen,
los gatos regresan a su celibato,

el sol
seco el cielo y a las putas,
ya celestes son, todo ha sido, viejo ha de ser
señoras serán.

Rutina
de ahí en más.

sábado, 1 de agosto de 2009

México, 1964
Henri Cartier-Bresson





Poemía

Mi poemía, mía piernas de virgen
caderas de puta
que cuando me acaricia
la libertad la cara
ella sonríe porque es
eso, sonrisa naranja poemía mía.
Mi poemía, tuya es la poetuya
trilce mi ojo para ver de lejos
llorón sauce mis palalladas
cuando solo queda el sol maduro,
el Mondongo bajo tu rastro
entonces
me queda gritar: -¡poemía!,
soy de ti poemía,
mía tus pecas
y el pecado de dejarte ir- ,
e irte a escribirte en las paredes,
en el cielo con un grito
con una frase hecha de pájaros volando
o reírte porque, poemía, eso eres risa
azulada poemía mía, mía.


viernes, 31 de julio de 2009

Palermo, Italia 1971
Henri Cartier-Bresson



esta poesía no es una poesía.
No es...
un espejo roto
una astilla de pájaro
un recuerdo de mármol
o una carcajada de cemento
para una foto de metal.
Tampoco fue algo de apuro, sin aviso.
Se presento honesta,
con todo el tiempo
de una oficina en el espacio
de una llanura extensa,
de un segundo.
Para esto ser,
lo que dice ser: Esta poesía
no es una poesía,
es un grito.

sábado, 27 de junio de 2009

Rue Moufetard, Paris 1958
Henri Cartier-Bresson



Ayer,
siento sueños
en mis uñas,
bajo mis pies
y tan,
tan reales
tambaleantes
que caminos
eran al mar, sobre el mar
y supuestas ochavas
que cruzan la senda peatonal.
Algunas como yo: un sueño son
sin ayer. Hoy,
pero mañana.


lunes, 25 de mayo de 2009

Paris, 1953
Henri Cartier-Bresson.



Otoño

El otoño.
La calle, los árboles, los timbres.
Un día normal,
los primeros fríos
bajo el cielo derramado
de té, moran y bailan con las hojas.
Sobre la calle grita
una voz, un nombre;
sobre un árbol
cuelga la bocina mugida de un Falcon,
sobre el timbre del 4ºB
espera una noticia
a una madre con su hija
hasta ponerse amarillo
otoño y luego caer…
y un nombre
y un choque
y dos llantos
caen, rendidos.
En mi poesía,
mi mano derecha perdió el color.
En mi cejas un pareja va…
uno hacia allá,
uno hacia allá
entristecidos caen en espiral
hasta caer caen entristecidos,
hasta recordar
lo que no es: la primavera,
la sonrisa de una madre con su hija,
un falcon,
un nombre.
Solo queda la calle, los árboles, los timbres,
un día normal
bajo el cielo derramado de té,
el otoño.

lunes, 11 de mayo de 2009

Paris, Francia 1959
Henri Cartier-Bresson





Lo Perdido


Flota…
bello un rostro.
Bello rostro que mis mil ojos
besaron cada vez,
en cada segundo.
Figurabanse puertas para escapar,
algo que existe por la mitad,
dos hombres
con la misma camisa,
zapatos, lentes, promesas,
soledades esperándoles;
apuntándose.
Y ese rostro.
Mira… su alrededor impune,
real, bello y temible.
Me mira
mas humano y vulnerable hacerme
y sonríe tímida, real y bella.
Pero algo esta
presente, esta
sucediendo, estás confusa
mirándome, estás ahogándote
y sucede solo siento, en mi sucede.
Me hundo contigo
y siento
como plomo como ruido sordo
sucede llevándonos al fondo
y pestañeas, pestañeas, pestañeas
te pones seria sin entender
por que mis pestañas son de sal
por que mis pupilas son temporales secos.
No hay perfume, no hay ayer ni pasado mañana,
no hay despedida, no hay bienvenida,
no hay remedio, no hay veneno.
La corriente nos lleva,te lleva.
Tus ojos se cierran
cierran de un golpe,
tartamudean gotas
gotas de algodón.
Rondan voces
respondiéndote, preguntándote.
Se extingue la luz.
Humean mis bolsillos de subjuntivos.
Afuera hay ventanas,
fotografías para recitar,
versos que revelar.
Me cubro del frío del sol
heridas abiertas con mis lentes,
me nombro: Facundo Arata.
Me detengo a ver detrás
a ver las aguas de mí
que no se detienen.
Llevan otro rostro bello flotando,
no se detienen,
lleva otros rostros idos
y otros hombres.
Todos van,
fluyen por las aguas
de lo perdido.

sábado, 9 de mayo de 2009

Rudnik, Yogoslavia 1965
Henri Cartier-Bresson

Soliloquio de un Segundo


Muere...
entre el sujeto y el predicado un Segundo más
al comprender que su hora
terminó.
Otro, cualquiera, disfruta;
mientras dice
respira, reflexiona y muere...
un segundo después.
El día
es el retratro fiel
de otro
de mi mismo.
Y el lunes
ya no pretende ser martes.
No puedo ver
más allá de mi, hoy
de ti, mañana
más acá
todo esto.

Mientras las nubes
van, lloran
los sauces.
Todo sigue
y se consume,
como segundos
y gestos
en la hogera del calendario

Un último gallo
canta...
Una única voz
calla...
por última vez.
Y muere.

Adelantándose,
un gemido mudo,
de alguien que no distingo
una lágrima
de menos,
perdida en su rostro ser
acciona la última palabra;
pone punto
final.

Muero...
(un segundo
después del ella)

sábado, 25 de abril de 2009

Marsella, Francia 1932
Henri Cartier Bresson

Lo que somos

Somos penas
transitando, diluviando de quehaceres.
Relámpagos de rutina y apellidos
sin identidad.
El día paso ya,
ésta en sí mismo:
Petrificado, acero y frío.
Expectante, el cielo llama
al llanto de la noche redentora.
Sobre su espera, nosotros seguimos
en nuestro cielo,
mirandos los relojes
o mirando a otros que siguen
mirando relojes en su cielo.
Quedan en las manchas del sol,
enfermos mustios de abandono,
segmentos de floristas
vendedores de paraguas chinos,
rompecabezas de acordeonistas
sarajevinos de entre-guerra sin reparo.
No nos importa,
eso somos, indiferentes.
Sin preguntarnos, caminamos rápido
antes de que el cielo se caiga del todo
y la noche nos redima
y seamos otros.

sábado, 18 de abril de 2009


Downtown, New York 1947
Henry Cartier Bresson


Lluvia, dime
¿dónde está?. Dime.
Dejaré de emborracharme quejido,
de acuchillar mi guitarra tremola.
Cinco puñales gime su voz.

Lluvia, dime.
Necesito morir esta noche.
Morir limpio y entero.
Mañana naceré verde y sin olvido.

Ya se anuncian nuevas
luces de gris cemento bajo la ultima estrella,
los ángeles se mueren en el insomnio.

Lluvia, tráela.
Hay tanta soledad por deshacer.

*

Despierta sol,
llaman las llamas de los pájaros.
Los primeros laburantes en bicicletas,
las hojas amarillas paridas por el otoño
esperan mecerse en tus dedos, sol.

Ya es hora de salir
nos quedo pendiente una ciudad.
Cuando los paraguas cierren sus parpados
iré viajando en tus pestañas por los barrios
diciendo su nombre, ese nombre, que lleva mi vida.

Hay cafés sedientos, hay caras humeantes
hay diarios informados, hay borrachos sobrios
esperando que salgamos
a despejar las nubes grises de la duda
a secar las penas muertas de los empedrados.


sábado, 11 de abril de 2009

Bruselas, 1932
Henri Cartier-Bresson


Montevideanas



I.
Me voy. Yendo
llevo de ti tu recuerdo,
tu aliento de varios lunes.
No me olvides.
Cuida tu río de plomo y misterio,
tu cielo de luces y barro,
tus esquinas de ceniza y caras largas.
Me voy. Ciudad siempre alerta
no te impregnes
del carbón del recuerdo.
Adiós, me voy por ti.
No me olvides, estoy ahí.
Ciudad, te veré de lejos.
Volveré.

*

II.
Vengo de la furia, del ruido…

En silencio, el diluvio aislante lavo el cielo.
Barcos van mudos
pescan ojos boqueantes
de rumbo.
Al sinfín o a algún destino
miran
como siempre,
como los míos
miran, los golpea el río.

Vienen de la furia, del ruido…

Allá está mi cama vacía, mi Biblia y el calefón.
Mi ciudad, mis promesas
y mi nombre deje.
Allá, avecina el sol.
Amarillo y la rambla,
hija del rigor, se eriza.
Un auto dormido juega en su espalda.

Otra ciudad.
Montevideo, las siete, la mañana.
Llega la furia, el ruido.

*

III.

Frente a la costa
un acorazado
se hunde, en llamas
lentamente hunde.
Algo ha muerto
y su recuerdo: un pájaro que emprende su vuelo;
es extinta luz.
Desde el faro viejo un brazo
te despide,
sale a tu rescate.
Es tarde, acorazado,
ya te hundiste
y flotas
como flotan las estrellas en el cielo,
en la profundidad del tiempo.

sábado, 28 de marzo de 2009

Henri Cartier-Bresson
Dos Ciudades
Nos queremos
aunque vivimos en ciudades distintas,
aunque ambas
tengan la misma
estatua de Don Bosco,
el bar Clifford,
los caballos que corren en contra del reloj,
el juzgado de menores,
el supermercado de chinos,
los ómnibus rojos y azules,
la plaza Belgrano,
el palacio Campodonico
la ¨creme¨ de la Paris,
la calle San Juan
sumergiéndose
tras la avenida Monteverde,
desbordándose
en la calle Teresa de Calcuta.
Aunque dos ciudades son.
Ciudades mismas que cuando llueve
o resistimos al oficio mudo de vernos
solamente al final de una pregunta
y nos encontramos así como si nunca
nos hubiésemos visto
se funden, ciudades en una.
Nos brinda entero sus bóvedas arbóreas,
su laberinto embaldosado
sus escenarios inconclusos
para completar
para luego, perdernos
y así hacer de ellas
la ciudad, nuestra, el lugar
para querernos
por un momento.

viernes, 20 de marzo de 2009

Henri Cartier-Bresson


Tarde Buenos Aires

Tarde…
Buenos Aires.
La respiración de la gente
frota fuerte los brazos
del Domingo, largo.
Hay un mes pequeño bajando del cordón,
una voz lo alcanza
un verano en la vereda, agoniza.

A paso fuerte el sol pasó.
Caído su saco lumínico
quedó olvidado por Marcelo T.
Aficionados a la fotografía
salen heridos a la ciudad,
busca que te busca
sus besos gran angulares.
Aficionados al amor
salen insatisfechos a la ciudad,
busca que te busca
fotografías apasionadas.

Demás personas,
tambaleantes, andan
en su destino. Yo sigo
caminando…
desde muy lejos mirando libros,
leyendo vidrieras
pero ya es tarde,
es Buenos Aires
es lejos y noche.

viernes, 23 de enero de 2009

Berlín, 1962
Henri Cartier-Bresson
Siente… anteayeres,
como agujas miles,
trecillos de tristezas. Algo.
Siente… extraño
entre
apagones, gritos… tacos
y quejidos de saguanes,
nostalgia en todos sus sentidos.
Siente el reloj: las cuatro, invierno.
Mas allá de eso
(de un sentimiento tangoinvernal,
del dos por cuatro de la tarde)
no hay nada…
Solo rugidos gangosos,
Frasquitos adornados con moñitos
Silenciosos… estridentes.
Un ¨Doble A¨ de doble filo,
un sentimiento:
su persona y la noche triste que llega
para no irse…
El fin.
Sin dejar…. de sentir.

miércoles, 21 de enero de 2009


Bressai










Elegía a un niño muerto y a un idiota







Recuerdos…
Puros recuerdos, eso es todo. Recuerdos y el sol demora en salir.
Vivos recuerdos

Estoy allí,
inocente y mirada profunda;
jugando (diecisiete del cinco…. Dieciocho del seis….)
entre cristianos y calas
verdes placas conmemoratorias y azul, el cielo.
Los que te ruecuerdan, grises de ayer,
aquí. Los recordados descanzan sobre el silencio
ya en el allá (con nosotros pero en tierra).
Allí estamos todos y la cruces de cal. Jugando de aquí para allá.
(veintiséis del tres… quince del uno…. nueve del cuatro)
Jugando.


Hasta cansarme
y desfallecer.
En el hoy.
Niño muerto e inocente idiota
en un cementerio.

Recuerdos…
Eso, puros recuerdos, todo. -Por favor, sol no demores más en salir -
Vivos recuerdos



viernes, 9 de enero de 2009

Leningrado, USSR 1973
Henri Cartier-Bresson.



Se libera el pelo
se despoja de su largo
negro saco de lana,
bella y libre,
corta las cadenas.
Descalza ya.
Toma un libro.
Se tira al suelo
y lee.
Choca los planetas.
Destripa las bibliotecas
y libre
lee.
Desde el infinito ácrono,
como un ángel,
trama la trama,
como el demonio.
Solo así atormenta la calma
así existe Flaubert,
así olvida Proust,
así, únicamente, se hace el amor:
acariciando
y libre.
En su rostro rayado
se decanta el caos,
la quietud,
la furia y el sonido,
To be or not To be…
Live or dead,
caminos que desandan el final.
Solo así se ve
y ella, así sonríe, bella,
inquieta, libre.
Sin estar,
pertenece. Sufre,
disfruta y gime,
goza, teme,
llora
y lee.











Solamente para acariciarte el alma
puedo vestirme
de luto (si lo prefieres):
pantalón,
remera pintada al pecho
y lentes
o, si así lo deseas, de bufón:
pantalón,
remera pintada al pecho
y lentes
para que mengue la oscuridad
y crezcan tallos,
esos que todos plantamos detrás del alba
bajo el oleaje del rocío y la luna.
Solamente para atarte a mi corazón
puedo cambiarme
de nombre y dirección.
de pantalón, de remera pintada al pecho
y lentes,
y me dejes así, corazón mío, acunarme
tímido en tu corazón.











Que queda…
sensaciones,
palabras deshechas,
oscuridad tendida en el piso
papeles que parecian eternos,
risas perfectas,
como para reírse en los entierros,
como para llorar frente a las vidrieras.

Noches de sangre y duermevela

destierro
fuerte, soledad perra;
realidad.