viernes, 17 de septiembre de 2010

Robert Doisneau



(...)

Él estaba en mí
naufragante en lo que en mi pasa.
Observaba,
decidía,
respiraba…
el tiempo pasaba.
La tarde, la noche, el día;
él en mi crecía, por no detenerse.
Un día, día cualquiera
del verano -como hoy-
frenó, siguió. Paró;
luego -en el mismo- escribió
y la tarde caía,
luego -sobre sí mismo- leyó
y la tarde cayendo caía,
luego -sin piedad de él mismo- corrigió
y la tarde caída dejó de caer.
Él se cortó
en mí…
quedaron las huellas de cuerpo cercenado,
cristales de acero, su decisión,
la última.

miércoles, 9 de junio de 2010


Les Glaneurs de Charbon, 1945
Robert Doisneau



El día. El cielo. La lámpara. Los otros
responden
una… preguntando.
Y sol, detrás de la bocacalle,
Único,
Hirviendo

La risa y el llanto.
Dejar de actuar y seguir fingiendo. La canción y está melodía
de muñecas sopranos
de venas cortadas.

Mañana de jueves, las quince;
Ventanas libres,
irremediable
gota de autopista
al oeste
Sin nunca volver
                         a cualquier parte
                         a ninguna parte.
Quedándose

lunes, 12 de abril de 2010

Le meute, 1969
Robert Doisneau




Celusal




Ese
pechito naranja, ese
nombrecito azulino, esa
cabeza luciendo una herida.
Un ausente copete.
Tu carne arena
es parte de la calle
derramante ciudad.
Esparcida carne parte arena
del río, de las nubes, de mi nariz, de mi tacto,
de mi presión (baja), del cielo y la tierra
y tu cuerpecito marchito.
Ahora, ¿qué hago?.
Ahora, ¿qué hago aquí?.
Ahora, ¿qué hago aquí quemándome/te con palabras?.
Ahora, que hago aquí quemándonos con palabras mientras
representamos está escena patética,
un naufragio.
Las paredes descascaran, el cielo no existe, Dios murió.
Festejamos, reímos,
vibramos y morimos esperando…
esperar que ese vacio
ese se llene, otra vez.
Esperar lo que ha
de no ser.

domingo, 24 de enero de 2010


Alberto Giacometti, Paris 1932
Henri Cartier-Bresson




Fuegos



Una casa,
una mesa,
una cena; fuegos.
Uno llora una lágrima,
una sola y escucha la voz de su padre.
El otro fuego destila una gota de aceite,
una sola y ve el partido de River.
El último, el joven fuego, solo siente llover.
una sola vez y no dice nada.
Solo escucha.
Solo ve.
Solo siente y todos lloran aceite
y todos destilan la voz de su padre
y todos llueven lo que sienten.
Comen sin decir, pero eso si ven
hacia el frente.
Como la casa,
como en la mesa,
como se debe en la cena.

viernes, 25 de diciembre de 2009


Mausoleo de Lenin, Moscú 1972
Henri Cartier-Bresson.




Alfiler de gancho




Tiempo
por el tiempo. Todo
por la mitad
del todo. La parte
por la parte.
Es verano, es invierno,
la causa y el efecto;
sal, unos minutos sin etiquetar.
No interesa nada, el cuarto no,
el calefón no, el clavo en la pared no,
las canciones de cera de Bob Dylan no,
el crucifijo no, tu alma velada no,
nada y la oscuridad de nuestros ojos:
meras conjeturas.
Solo importa ese alfiler de gancho
que se congela
por lo alto, se mueve
sobre la luz; que pende
sobre nuestros cuerpos;
que caerá: la causa y el efecto.

Ezra Pound  1970
Henri Cartier-Bresson




Agonice solo
por alunar y no desayunar.
Y vivo por las tardes
por cualquier urgencia
en cualquier 202
que me dé, que me cante
que me haga sentir lo que soy
para llorar con las manos.
No me detengo, no pares
Las palabras calladas en las venas
Como el sol que corroe
me las cortó con “o” filosa
de abismo, de yo.

No me pidas clemencia
nunca ni siempre
ni a la hora de arreglar el calefón
ni a la hora de parar la mano
mientras cortas la cebolla.
Te recuerdo que los platos no dudan,
Si necesitan quebrarse
para estallar el suelo no sufren.
Como cualquier día,
hoy es martes como cualquier jueves.
Como cualquier escena sobre actuada,
hoy es jueves como cualquier entierro.
Como cualquier poesía mala,
hoy es yo como vos propones,
Como cualquier agonía por alunar,
hoy somos los dos para agonizar.

jueves, 24 de diciembre de 2009


Londres, 1955
Henri Cartier-Bresson






Feliz Navidad!


No quiero estar en casa,
no quiero ir a tu casa,
no quiero andar por ahí,
no quiero llamar,
no quiero gritar,
no quiero gemir,
no quiero llorar.
No quiero correr,
no quiero caminar,
no quiero arrastrarme,
no quiero subir al coche,
parar a comprar flores,
parar a comprar caramelos,
para a comprar alcohol,
para a comprar drogas.
No quiero venas cortadas,
no quiero pólvora
no quiero trenes,
no quiero barcos.
No quiero mirar a la gente
a la cara, a la espalda, a las manos, a los pies,
al corazón.
No quiero ser un fantasma,
no quiero ser poeta, ser astronauta, ser marxista
no quiero el olvido, no quiero la posteridad.
No quiero un yo dentro de la nada,
no quiero estar en la ciudad, en el mar ni en las sierras,
no quiero estar solo,
no quiero verte,
no quiero nacer, crecer, agonizar, morir,
no quiero sobrevivir,
no quiero vivir,
no quiero contigo o sin ti.
No quiero aire, no quiero fuego,
no quiero agua, no quiero luz,
no quiero ver llover,
no quiero ver el sol,
no quiero la noche.
No quiero nada, no quiero todo,
no quiero tan solo una parte,
no quiero brindar,
no quiero regalos,
no quiero regalar,
no quiero…
ni el vacío llenar,
de este día,
de la Navidad feliz!.